jueves, 26 de diciembre de 2024

Las tiendas de artículos deportivos del Buenos Aires de 1900

El deporte, como idea, como sistema de reglas que se organizan y ejecutan en una coreografía de músculos y sudor, no es sino un producto del siglo XIX, de esa extraña mezcla de tiempo y espacio que fue la modernidad. En los contornos neblinosos de la Inglaterra victoriana, donde el reloj parece tener una paciencia infinita para hacer crecer los movimientos de la sociedad, el deporte se gestó y, como un niño travieso, comenzó a correr por los campos de fútbol y las canchas de rugby, tan nuevas como el aire fresco que se respiraba en esos días.

Indumentaria que se podía adquirir hacia 1895

Pero, claro, el contagio no tardó en cruzar océanos. En América del Sur, esa extraña tierra que se desenvuelve en una danza de culturas, el fervor británico, con su singular pedantería, depositó en el suelo argentino las semillas de lo que se conocería más tarde como una afición global.

En Buenos Aires, de algún modo misterioso, el Buenos Ayres Football Club se convirtió en la cuna del caos ordenado, una suerte de híbrido entre el fútbol y el rugby, entre el sueño y la práctica. El grito de “¡Ingleses locos!” reverberaba en el aire y provocaba, no sin cierto desdén, el entusiasmo de aquellos jóvenes que buscaban algo más que una rutina diaria.

Pero en esas tierras, los instrumentos de este nuevo juego eran auténticas rarezas, como objetos caídos de una estrella. No había en el suelo argentino el eco de una pelota perfecta. Lo que había eran importaciones, maravillas traídas de las islas que mantenían ese aire distante y casi sobrenatural. Los dueños, viajeros o comerciantes de paso, cargaban consigo esos misteriosos instrumentos que prometían transformar el paisaje lúdico hasta organizarse en tiendas que abastecían las necesidades de cada deporte. 

Uno de los que recorrió el periplo desde importador hasta comerciante fue George McHardy.

La tienda de George McHardy en Buenos Aires

George McHardy fue un destacado comerciante y empresario escocés que abrió una tienda de artículos deportivos en Buenos Aires a fines del siglo XIX. Su tienda, en pleno microcentro, se convirtió en un punto de referencia para los entusiastas del deporte, ofreciendo una amplia gama de productos relacionados con el fútbol, rugby, cricket y otros deportes que estaban en auge en la Argentina en ese momento.

La historia de esta firma es muy singular ya que George McHardy llegó a nuestro país en el año 1886, contratado por la familia Pereira Iraola para administrar una de sus estancias, tarea en la que McHardy tenía suficiente experiencia. Luego de varios años en Argentina, George regresó a su Escocia natal. Allí se casó y, más tarde, retornó a la Argentina contratado por el Buenos Aires Lawn Tennis. En el viaje de regreso McHardy trajo de Inglaterra artículos deportivos los que vendió a los socios del Buenos Aires desde su local ubicado en Ayacucho 1735. En la página 2 del Nº 300 del semanario River Plate Sport & Pastime de fecha 3 de abril de 1897, aparece por primera vez una publicidad de George McHardy.


Su éxito en la venta fue total y en 1899, a instancias de O’Connor y Tudor, socios de dicha entidad, abrió un negocio de artículos deportivos en la calle de La Piedad 559.


En 1901 la indumentaria de los jugadores ya podía adquirirse su tienda. Por ejemplo, vendía los botines The Cert para adultos desde $ 8,50 a $ 12,50 el par, los pantalones desde $ 1,80 a $ 4,00 y las medias desde $ 1,50 a $ 3,50 el par.

Botines The Cert para adultos desde $ 8,50 a $ 12,50 el par


La tienda no solo proporcionó equipamiento deportivo, sino que también fomentó la cultura del deporte en el país, contribuyendo al crecimiento de diversas disciplinas. A medida que el deporte se popularizaba, la tienda de McHardy se consolidó como un lugar clave para los atletas y aficionados, ayudando a establecer estándares en la calidad y variedad de los productos disponibles.

Gath & Chaves


A medida que los sports lograban más adeptos fueron las grandes tiendas las que se encargaron de la comercialización de estos útiles y, más tarde, el ingenio criollo renovó el intento de competir con lo importado a los efectos de ganar nuevos mercados.

Alfredo H. Gath y Lorenzo Chaves fundaron, en 1883, la importante casa Gath & Chaves que llegó a tener varias sedes en la calle Florida, en muchas ciudades del interior, y también en Santiago de Chile.

Alfred Gath y Lorenzo Chaves

La tienda Gath & Chaves (popularmente conocida como ("Gatichaves") inicialmente estaba en San Martín, entre De la Piedad y Cangallo. Entre todos sus artículos también exhibía en sus vidrieras utensilios de tenis y cricket. Hacia fines del siglo XIX ya importaba la indumentaria de rugby: botines de la marca The Cert, The Wonder y The Club, camisetas y pelotas.

Publicidad aparecida en River Plate Sport & Pastime
el 02 de noviembre de 1892

El 10 de mayo de 1899, en una singular noticia aparecida en The Standard del 10 de mayo, un día antes del primer partido del campeonato, Flores Athletic comunicaba que su camiseta tendría este diseño: “jersey” blanco con una línea negra de tres pulgadas de ancho, cruzada de derecha a izquierda, por delante y por detrás. El pantalón blanco y las medias negras. También anuncian que la indumentaria podrá adquirirse en la afamada tienda “Gath and Chaves”, ubicada en la calle De la Piedad -hoy Bartolomé Mitre-.

Publicidad de artículos de football-association de 1910

James Smart

Si bien J.S. era y es una tienda de ropa de vestir inglesa clásica, en algún momento de sus inicios incursionó ofreciendo indumentaria deportiva como lo atestigua este aviso publicado en River Plate Sport and Pastime de 1897.


En 1851 el sastre escocés James Smart, un escocés joven y empecinado que había emigrado a Londres, abrió una sastrería en el número 32 de Walbrook Street.

Menos de tres décadas de prosperidad convencieron a James Smart que había llegado el momento de seducir a los elegantes de otras ciudades y en 1888, el hábil comerciante envió a sus dos hijos, Francisco y Juan, a la Argentina. Juan se volvió. Francisco, se quedó.

Apenas Francisco cruzó los umbrales de la Aduana Vieja, un grupo de curiosos agotó la mercadería; un centenar de cortes de casimir. Tanto fervor apresuró los planes y unos meses después la casa James Smart abría sus puertas en la calle de La Piedad 556/566 (hoy Bartolomé Mitre). Tras sucesivas expansiones, en 1890, la casa de Buenos Aires llegó a ocupar por completo el imponente edificio en Bartolomé Mitre y Florida.

La mudanza —a Florida y Lavalle— se produjo en 1929, cuando ya Smart gozaba de una vasta fama entre los argentinos ansiosos por lucir una apariencia británica y austera.

Otros proveedores

A principios del siglo XX, los jugadores de Atlético del Rosario podían adquirir esos mismos productos en la Casa Day & Co. (representante de McHardy en Rosario) y las remeras de Lomas Athletic, de color rojo y blanco, se conseguían en L. Adhemar, de Suipacha y Cangallo.

The Caledonian House era otra tienda de deportes ubicada en el corazón comercial de las tiendas “británicas” que era la calle de La Piedad al 500. Lamentablemente no pude conseguir otra información más que esta publicidad aparecida en los medios gráficos de la comunidad británica en Buenos Aires.




Otras publicidades

Durante las giras del Everton y del Tottenham Hotspur en 1909 (clubes ingleses de football-association) las casas de venta de artículos deportivos de Jorge Gibson Brown (full-back de Alumni), en Cangallo 788, y de George McHardy, ahora en Maipú 240, se vendían las entradas con anticipación. También se vendían en la Librería Mitchell en Cangallo 570.


Si bien no era una tienda de artículos deportivos, no faltó la empresa aseguradora que le ofreciera pólizas de seguro a los intrépidos "players" de los deportes más "peligrosos" como el polo o el football en sus dos versiones.
 
Una aseguradora para cubrir los accidentes deportivos

Fuentes de información

Diario La Nación

Diario La Prensa

Diario The Buenos Aires Herald

Diario The Standard

Revista Caras y Caretas

Semanario River Plate Sport & Pastime

Blogs consultados: @ViejosEstadios (Datos y fotografías de canchas antiguas ya desaparecidas en la Argentina)
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Investigó: Rubén Ayala (director del Centro de Estudios en Historia del Rugby)

lunes, 29 de julio de 2024

A 125 años de la final del 1er Campeonato de Rugby

El domingo 30 de julio de hace 125 años, en un rincón casi olvidado del tiempo, Lomas Athletic y Rosario Athletic disputaron una final que no fue solo un partido, sino un acto de creación. En aquel Old Ground de Flores, se entrelazaron destinos y se escribió una página eterna en el libro infinito del rugby argentino. Hoy, evocamos ese momento con la reverencia que merece, conscientes de que, en cada encuentro, se perpetúa la magia de lo irrepetible.

Los preparativos

De los cinco equipos que participaron en aquel primer campeonato, resultaron finalistas Lomas Athletic y Rosario Athletic, en consecuencia, en la reunión del lunes 25 de julio, el Comité organizador fijó la fecha y lugar del match decisivo. Sería el Domingo 30 de julio en el barrio de Caballito, en el predio del Flores Athletic Club gentilmente cedido para la ocasión.

En amarillo el predio del Old Ground de Flores donde se ubicaba el Flores Athletic Club

Lomas venía de ganarle la semifinal a Belgrano Athletic en la cancha de Flores por 16 a 0, en tanto que Rosario, como local, había derrotado a Buenos Aires F.C. por 11 a 0.

La disputa final del The River Plate Rugby Union Championship (Campeonato de Rugby del Río de la Plata) era un evento esperado con gran interés por los aficionados al deporte de la ovalada, por cierto, casi todos británicos residentes en Buenos Aires y Rosario.

Se estableció el precio de las entradas en 50 centavos y todo lo recaudado sería donado al Hospital Británico de Buenos Aires.

Hospital Británico de Buenos Aires, fundado el 11 de junio de 1844 en el edificio del Antiguo Almacén, ubicado en Avenida Independencia 15

Un día antes del encuentro ya se habían vendido algo más de mil entradas. Según señalaba el semanario River Plate Sport & Pastime, el encuentro arrojó una recaudación final de 500 dólares que el Comité organizador pudo entregar al Comité del Hospital citado.

Estos partidos “benéficos” requerían una organización adecuada y los preparativos necesarios implicaban una gran dedicación y trabajo. Si bien el Comité del Campeonato organizó de manera impecable este partido, la prensa destacó especialmente la labor de los señores Taylor, Baikie y Leitch.

A Mr. J.W. Taylor (FAC) porque estuvo en todas partes y, prácticamente, fue responsable de todos los detalles de organización. Mr. Wilfred Russell Simpson Baikie (BAFC) trabajó duro y, de hecho, se levantó de su cama enfermo para estar presente el día del partido y cuidar las entradas. Mr. Frederick Leitch (FAC) asumió la responsabilidad de la organización del encuentro, de la preparación del campo de juego y de las excelentes instalaciones para atender al público demostrando el gran respeto por el cuidado y el criterio que demostró al realizar su trabajo.

El toque femenino lo dieron las “ladies de Flores” quienes tuvieron la amabilidad de proporcionar té y pasteles. Protagonistas de este “british touch” fueron Mrs. Pilgrim, Mrs. Mackintosh, Mrs. Taylor, Mrs. R. Agar, Mrs. J. Agar, Mrs. Corry-Smith, Mrs. Wigg, Miss Wigg y Mrs. Leitch.

El partido final se promocionó como el mayor evento del Rugby Football de la temporada. Para que la concurrencia pudiera asistir al encuentro, se programó para las 14:30 h. la partida de un tren desde la estación Once hasta la estación Caballito del Buenos Aires Western Railway (actual Ferrocarril Sarmiento).

El tren tendría una capacidad de 800 pasajeros sentados y, en cuanto a las comodidades para ver el espectáculo, se dotaría al sector destinado al público de sillas para las “ladies”.

Foto de un tren de la The Buenos Aires Western Railway Limited, (Ferrocarril Oeste de Buenos Aires)

El público que alentaba a Lomas y venía desde las proximidades de este club debía tomar el tren en la estación Lomas de Zamora hasta Constitución, de allí trasladarse en tranvía hasta la estación Once y tomar el tren mencionado a las 14:30 h.

Otra manera de trasladarse a la cancha de Flores era mediante los sulkies. Este práctico medio de transporte de la época se podía adquirir en Juan y José Drysdale & Cia. o en Agar, Cross & Cia.

Sulky que ofrecía la casa Agar, Cross & Cía.

Las autoridades que iban a controlar el encuentro fueron nombradas por el Comité organizador y la anuencia de los capitanes de cada XV. Resultó designado como referee Leslie Corry-Smith, perteneciente al Buenos Aires Football Club y los señores Alan Brodie, de Belgrano Athletic y George Fleetwood Elliot, de Flores Athletic, como jueces de touch.

Referee: Leslie Corry-Smith

El partido

En la fría tarde del 30 de julio de 1899, en el campo de juego de Flores, se disputó la final que quedaría grabada en los anales del rugby argentino. Lomas Athletic y Rosario Athletic se enfrentaron en un duelo épico que definiría al primer campeón de Rugby del Río de la Plata. La tensión en el aire era palpable. Una gran multitud, la mayor vista en un evento de este tipo, calculada en cerca de mil personas estaba expectante y ansiosa por presenciar un enfrentamiento que prometía ser memorable.

La presencia femenina ataviada de hermosos vestidos hacía desviar la atención de la concurrencia masculina. Las chicas se encargaban de distribuir pasteles, pan con mantequilla y galones de té.

La impronta británica dominaba la escena. En su edición del 25 de julio el periódico de habla inglesa Buenos Aires Herald, planteaba una realidad tangible: “Si bien había muchos espectadores, el rugby -acota el cronista- parece haber decepcionado a la prensa nativa que no puede comprenderlo y lo considera ¡un juego de bárbaros!”

Se esperaba un partido muy parejo, una final adecuada para el primer campeonato de rugby recién creado. Sin embargo, el partido no fue nada agradable de ver, ya que el juego estuvo confinado casi por completo a los delanteros y la línea de 3/4 tuvo escasa participación. Como dijo “Spectator” (cronista del semanario River Plate Sport & Pastime) si la pareja de medios rosarinos hubiera dado más participación a los backs, el resultado podría haber sido diferente.

Rosario presentó sólo un cambio con respecto al equipo que había derrotado en semifinales al Buenos Aires F.C. la semana anterior en Rosario, a saber, ingresó A.J. Sykes por E. Glover. Lomas jugó prácticamente con el mismo equipo con el que había jugado a lo largo de la serie de partidos.

Antes de empezar, los dos capitanes acordaron jugar veinte minutos más en caso de empate. Frederick Henry Jacobs, capitán de Lomas, ganó el sorteo y eligió defender inicialmente la portería que daba al “Pavilion”. J.A.H. Beaumont, hizo el kick-off para Rosario. A las 3:15 pm dio comienzo el encuentro. 

El equipo rosarino practicaba un juego bastante predecible. Si bien el equipo tenía una buena base es de considerar que, si hubieran jugado más partidos y más seguido el resultado del encuentro frente a Lomas, la final, hubiera sido a su favor. Todo el equipo jugaba con mucha rapidez y vigor y tenía una gran solidez defensiva.

Sin embargo, una característica del partido fue el espléndido tackle y en ese aspecto los de Lomas prevalecieron, todos tacklearon duro y abajo. Las patadas fueron certeras, incluyendo algunos buenos despejes. La carrera y el juego suelto de los backs, en las pocas oportunidades que tuvieron, fue decepcionante y demasiado lentos, mientras que el pase fue a veces muy errático e imprudente. No obstante, fue una lucha apasionante.

El primer tiempo fue un tira y afloja constante donde ningún equipo lograba imponerse claramente. Los minutos pasaban y la tensión crecía. Con cada jugada aumentaba la expectativa de los espectadores y el 0 a 0 no se destrababa. 

El segundo tiempo arrancó con la misma intensidad, pero fue Lomas Athletic quien finalmente encontró una brecha en la defensa rosarina a partir de un kick de Arthur Anderson, de Lomas, enviando la pelota al touch en las “25” de Rosario. Del line-out se formó un scrum en el que uno de los rosarinos levantó el pie antes de tiempo ("foot-up") y el referee no tuvo más remedio que otorgar un free-kick a favor de Lomas. Arthur Anderson abrió el balón y Frederick Henry Jacobs ejecutó la patada. En medio de un estruendo de aplausos, la pelota ingresó directo entre los postes y así Lomas comenzaba a escribir la historia de esta épica victoria por 3 a 0. La patada de Jacobs fue realmente espléndida y mereció los mayores elogios por lograr los tres puntos.

El silbato final sonó, y el campo se llenó de euforia y lágrimas. Los jugadores de Lomas Athletic, agotados pero victoriosos, se abrazaban como hermanos que han compartido una odisea. El XV de Rosario Athletic, aunque derrotado, mantenía su dignidad y respeto, reconociendo la grandeza del adversario.

En ese atardecer que se desvanecía, el Old Ground de Flores se transformó en un templo de gloria y memoria. Lomas Athletic había ganado no solo un partido, sino un lugar eterno en la historia del rugby, donde cada jugada, cada esfuerzo, cada triunfo y derrota, se entrelazaban en la vasta narrativa del deporte y del espíritu humano.

Los equipos salieron a la cancha con estas alineaciones:


Los colores de cada club

Rosario Athletic Club: utilizaba una remera blanca con pequeños vivos “claret and light blue” en la abotonadura del cuello, pantalón blanco y medias “light blue” con puño “claret”.

Lomas Athletic Club: utilizaba una remera verde cruzada con una banda amarilla. Pantalón blanco y medias negras.

Los capitanes de la final


Síntesis


Antes de abandonar el tema del partido, es justo pronunciar unas palabras de elogio para Frederick W. Boardman, capitán de Rosario. Se debe casi a su totalidad los esfuerzos y la energía que hizo posible que Rosario A.C. tuviera un equipo de Rugby Football en el campo. Había trabajado acertadamente para lograr ese fin, ha contado con el respaldo de sus hombres y merece todos los elogios que se puedan otorgar por el excelente equipo que pudo conformar. Todo hacía augurar que el año próximo se volvería a ver al equipo rosarino en la final para beneplácito de los aficionados.

Al finalizar el encuentro los jugadores festejaron con una cena en la casa del capitán natural de Lomas, Mr. William Newton Stirling, que ese día no pudo jugar la final.

William Newton Stirling, capitán natural de Lomas Athletic

En ese histórico día, el equipo campeón fue capitaneado por Frederick Henry Jacobs y el referee fue Leslie Corry-Smith, ambos “sobrevivientes” de aquel primitivo Lomas Academy A.C. que, a poco de ser fundado en 1891, había jugado su primer partido de rugby.

Fotos de los equipos

Equipo de rugby del Lomas A.C. que ganó el primer campeonato argentino celebrado en 1899

Equipo de Rosario que disputara el campeonato de 1899 -ref. Libro del Centenario de
Rosario Athletic Club-

Parados: W.S. Baikie (linesman); Lorenzo Jacobs; C.B. Bradbury; Leslie Corry-Smith (referee); H. Dorning; E. Jewell; P.W. Pixton; A.W. Towse (linesman). Medio: E. Glover; E.M. Pixton; H. Colson; Frederick W. Boardman (cap); J.A.H. Beaumont y F.C.M. Im Thurn. Sentados: A.F.C. Wilcox; G. Smythies; R. Dorning y George E. Topping.

Hace 125 años, en el campo de Flores, Lomas Athletic y Rosario Athletic protagonizaron una final que trascendió el ámbito deportivo para convertirse en una página imborrable del tiempo. En aquella tarde de 1899, el rugby argentino encontró su épica, y con cada jugada, cada scrum, se tejió una trama infinita que hoy celebramos. En este aniversario, evocamos no solo un partido, sino el instante en que la pasión y la historia se fundieron en un abrazo eterno.

Referencia:

La información de este sitio web proviene de libros, documentos históricos, revistas, sitios web de todo el mundo, mi archivo personal, etc.

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Investigó: Rubén Ayala (director del Centro de Estudios en Historia del Rugby)

sábado, 29 de junio de 2024

El referee de rugby en el siglo XIX

 

Cuando se redactaron las leyes del Rugby Football, no se estableció ninguna disposición que indicaba que un tercero debía arbitrar el partido. Sin embargo, los dos capitanes tenían la tarea de juzgar los problemas que sucedían durante el encuentro. Obviamente, si no podían resolver el problema, el juego no podía continuar y dado que jugar era lo más importante, no valía la pena perder el tiempo en discusiones, por lo que esta modalidad funcionó hasta cierto punto. Claro que, cuanto más se prolongara el tiempo, más desacuerdos se producirían.

En 1875 se dispuso el nombramiento de un árbitro, pero esto era opcional.

59.- Los capitanes de los respectivos bandos
serán los únicos árbitros de todas las disputas.
Extracto de las leyes de 1874

59.- Que, a menos que se designen umpires, los capitanes de los
respectivos bandos serán los únicos árbitros en todas las disputas,
y sus decisiones serán definitivas. Si el capitán de cualquiera de
los dos equipos impugnase la interpretación de cualquier regla, tendrá
el derecho de apelar ante el Comité de la Unión de Rugby.
Extracto de las leyes de 1875

"Umpire" y "referee" son sustantivos que también se pueden traducir como "árbitro" pero hay diferencias. Los referees tienen una autoridad más amplia y son responsables de hacer cumplir las reglas del juego, mantener el juego limpio y garantizar la seguridad de los jugadores. En los deportes de equipo, los referees toman decisiones sobre faltas, infracciones y disciplina, así como la gestión del tiempo de juego. El “umpire” se refiere a los oficiales deportivos que aplican sus servicios para señalar faltas relativas a la continuidad del juego por ejemplo si una pelota cayó dentro o fuera del campo de juego.

En la reunión general de la RFU celebrada el 25 de marzo de 1885, "Fue propuesto por A. G. Guillemard (Expresidente) y secundado por G. Rowland Hill (Honorable secretario) que se instruyera al Comité de Derecho para que considerara los deberes de los referees y redactara Reglamentos para su orientación..." En general, se piensa que esto fue propuesto como resultado directo de la gran disputa entre Inglaterra y Escocia por la Copa Calcuta de 1884.

En su reunión de septiembre de 1885, el Comité de la Unión de Rugby acordó un borrador de Reglamento para la Guía de Umpires y Referees. Esta fue la primera vez que se utilizó el término "referee" en relación con el rugby union. Las funciones del referee y de los umpires eran distintas y su nombramiento era obligatorio.

El árbitro debía ser elegido "con el consentimiento de los secretarios o capitanes representativos de los clubes u organismos contendientes" pero no se mencionó cómo se elegirían los árbitros. Además, se dispuso que los umpires llevaran palos y que el árbitro dispusiera de un silbato.

En 1889 se requiere la presencia de dos umpires o dos jueces de touch y un referee (leyes de la RFU) en cada partido.

En esta imagen se observa al "umpire" o juez de touch portando el "palito" de traje y bombín

En 1892 los jueces de touch fueron provistos de banderas (antes solo usaban palos). A diferencia de los palos, que se levantaban para indicar el hecho de que el referee estaba de acuerdo con una apelación, las banderas debían levantarse solo cuando y donde la pelota ingresara en el touch.

Juez de touch de 1892

En 1893 se hizo un cambio, haciendo obligatorio el nombramiento de un referee y dos jueces de touch. El referee disponía de un silbato y las leyes especificaban las circunstancias en las que debía sonar.

En Argentina

A partir de junio de 1871 el rugby comenzó a jugarse con las nuevas reglas universales dictadas por la Rugby Football Union. Mientras tanto, en Argentina se seguía jugando una extraña mezcla de rugby y football. El 7 de marzo de 1874, en una asamblea de los socios del Buenos Ayres Football Club fue aceptado que de allí en más se aplicaran las reglas de la Rugby Union de Inglaterra dictadas en 1871 donde los capitanes de los respectivos bandos eran los únicos árbitros de todas las disputas.

La primera terna arbitral (según la reforma de 1885) que pude encontrar en partidos de nuestro país data del martes 29 de junio de 1886 cuando se jugó en Rosario el interclubes más antiguo de nuestro país entre Rosario Athletic Club (1) y Buenos Ayres Football Club (0) en el viejo campo de deportes de Rosario, solar que hoy ocupa el Colegio Salesiano San José de Artes y Oficios.

En esa oportunidad, el referee del encuentro fue H.P. Boardman -de Rosario- y los jueces de touch los señores J.C. Gifford y J.J. Daniels. En aquellos años, respetando la norma, se acostumbraba a nombrar al referee con acuerdo de los capitanes de ambos equipos y cada club aportaba un juez de touch para completar la terna.

Sin duda, la figura excluyente en el referato del rugby del Río de la Plata de fines del siglo XIX fue Mr. Leslie Corry-Smith cuya biografía podrán encontrar en este blog.

Breve cronología:

1866. Se deben proporcionar dos umpires (Leyes de la Escuela de Rugby)

1871. "Los capitanes de los respectivos bandos serán los árbitros de todas las disputas" (Leyes de la RFU)

1875. Los umpires pueden ser nombrados si se desea, de lo contrario como en 1871 (leyes de la RFU)

1884. Encuentro Escocia-Gales: un referee, pero ningún umpire

1885. Se requieren dos umpires y un referee

1889. Se requieren dos umpires o dos jueces de touch y un referee (leyes de la RFU)

1893. Se requiere un referee y dos jueces de touch.

Referencia:

La información de este sitio web proviene de libros, documentos históricos, revistas, sitios web de todo el mundo, mi archivo personal, etc.

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Investigó: Rubén Ayala (director del Centro de Estudios en Historia del Rugby)

viernes, 21 de junio de 2024

El cap (gorra)


Cap del Edinburgh Academicals (1900-1901). El club de rugby más antiguo de Escocia y el segundo más antiguo del mundo. Gorra azul con ribete y borla plateados y letras en relieve

Todo comenzó en la Escuela de Rugby

La utilización de la gorra comenzó en la Escuela de Rugby, en Inglaterra. Originalmente eran llamadas gorras de "seguimiento o identificación", representaban los uniformes deportivos, en general, en Inglaterra.

Introducidas en las décadas de 1830 - 1840, las gorras estaban hechas de terciopelo con borlas doradas o plateadas y, al verlas hoy en día, probablemente se vean un poco elegantes para jugar al rugby. Sin embargo, ofrecían una alternativa significativamente más barata a los populares sombreros de copa de la época que, a menudo, eran aplastados durante los encuentros del fútbol que se jugaba en Rugby.

El primer registro de que se hayan usado gorras en la Escuela de Rugby es en 1839 cuando Adelaida de Sajonia-Meiningen, reina consorte del Reino Unido y de Hannover y esposa del rey Guillermo IV visitó esta institución y fue recibida por los estudiantes de la casa "School" (School House) que llevaban gorras identificatorias hechas de los colores reales escarlata con borlas doradas.

Adelaida de Sajonia-Meiningen

Más tarde, ese día, la Reina vio a la School House jugar un partido contra el resto de la escuela de rugby. Los alumnos de la School House todavía lucían sus gorras escarlatas y doradas para el partido. Sorprendentemente, antes de este punto no se tenía en cuenta que algún tipo de uniforme distintivo permitiría la clara ventaja de poder saber quién estaba en su equipo. En ese momento no había restricciones sobre cuántos jugadores podían estar en el campo para cada equipo a la vez. Algunos informes, incluso, muestran que el partido entre la School House y el School con la asistencia de Queen Adelaide fue de 75 contra 225, respectivamente.

La práctica del uso de gorras era requerida hasta la década de 1840, para que los compañeros de equipo pudieran distinguirse en un scrummage (la disputa por la pelota que con el tiempo derivó en el maul o "montonera"). En ese momento había dos clases de jugadores en la Escuela de Rugby, los que llevaban gorras y se les permitía "seguir" o jugar el balón, y los sin gorras, normalmente los alumnos más pequeños que hacían de “porteros”. No había una regla estricta sobre cómo un niño ganaba su gorra, era por capricho del capitán. Sin embargo, si era lo suficientemente bueno, se le “invitaba” a que el jugador recogiera su gorra.

Los equipos parecían estar contentos con la confusión y el caos que solía causar un partido de rugby con reglas borrosas. Sin embargo, School House mostró una clara ventaja con sus uniformes y, en los años venideros, el resto de las casas de Rugby School adoptarían sus propias gorras de identificación.

Institucionalización del cap

Las únicas gorras que usaba cada jugador de Inglaterra promovían un sentido de orgullo local y escolar. En 1886 ese sentido de orgullo pasaría de la ciudad al campo cuando se creó una gorra como parte del uniforme del equipo nacional de rugby. La razón por la cual un jugador era considerado "internacional" para Inglaterra se remonta a Nicholas Lane Jackson, cuya idea nacida en 1886 consistía en que los jugadores recibieran una gorra distintiva. Al principio, esto era parte del uniforme del equipo, pero a medida que los uniformes se modernizaron, se convirtió más en una insignia de honor.

Nicholas Lane Jackson, miembro del Consejo de la FA
y ferviente defensor del deporte amateur

Inicialmente, en el football association de Inglaterra, fue una gorra con el logotipo de los tres leones (hoy insignia del equipo nacional). Las gorras inglesas modernas además del emblema de los tres leones llevan bordados en la parte delantera de la palabra Inglaterra, el oponente del partido y la fecha y una borla plateada en la parte superior.

En rugby, al principio eran de seda blanca con una rosa roja bordada en la parte delantera, aunque con el tiempo cambiaría de blanco a azul, y ese diseño sigue vivo en la actualidad.

La extensión del uso de la gorra: una tradición ineludible

Esta práctica se extendería como un reguero de pólvora por todos los países del Reino Unido, cada uno desarrollando sus propios estilos y diseños y colores. Durante un tiempo, los escoceses usaron capuchas para su uniforme en lugar de la gorra comúnmente inglesa. Con el tiempo, se extendió a los niveles más altos del deporte profesional e internacional.


En el primer partido oficial de fútbol internacional en 1872 (el 30 de noviembre de 1872, Escocia se midió de local, en The Hamilton Crescent de Glasgow, ante Inglaterra. Este suceso fue presenciado por 4.000 espectadores), el equipo de Inglaterra usó sus propias gorras escolares como parte de su uniforme en un partido con Escocia, los escoceses usaron sus capuchas.

Escoceses con capucha e ingleses con gorra

La práctica continúa hasta el día de hoy. La idea de las gorras se ha arraigado en la competencia internacional no solo en Inglaterra sino en todo el mundo. Las gorras (caps) son el nombre oficial de las participaciones internacionales en fútbol, rugby y cricket, sin importar contra qué país se juegue.

Los primeros caps en Argentina

Probablemente la utilización de los primeros caps en Buenos Aires tuvo lugar en el encuentro de football organizado en el Cricket Ground de Palermo, en Buenos Aires, Argentina.

Cricket Ground de Palermo (actualmente ocupado por el Planetario). En 1867, el campo de Cricket era la única instalación de Buenos Aires dedicada a deportes de equipo al aire libre.

Ese acontecimiento tuvo lugar el 20 de junio de 1867 entre dos bandos que se llamaron “Blancos” y “Colorados” y se distinguían entre sí por lucir unas gorras blancas unos y coloradas los otros. El encuentro se jugó en los bosques de Palermo, en el lugar donde hoy se encuentra el Planetario de Buenos Aires, apenas cuatro años después de que se jugara el primer partido de fútbol moderno en el mundo, según las reglas de 1863.

Los equipos formaron de la siguiente manera:

“Blancos”: Thomas Hogg, James Hogg, Thomas Barlow Smith, William Forrester, James Wensley Bond, E. S. Smith, Norman Harry Smith y John Ramsbotham.

“Colorados": Walter Heald, Herbert Thomas Barge, Thomas Best, Urban Smith, John Harry Wilmott, R. Ramsay, J. Simpson y William Boschetti.

Habiendo finalizado el cotejo con la victoria del bando de Mr. Hogg por 4 tantos a 0.

Varios años después, en la reunión celebrada en el Buenos Ayres Football Club el 4 de diciembre de 1891, tuvo lugar una prolongada discusión sobre la adjudicación de los caps y se decidió, finalmente, que al equipo de 1890 les fueran otorgados los mismos, instruyéndose al capitán Mr. Goodfellow preparar la lista de jugadores para su elevación a la Comisión Directiva, antes de la Asamblea Anual.

La nómina de jugadores seleccionados fue la siguiente: G.S. Anderson, Robert William Anderson, C.F. Webster, G.C. Kennand, H.C. Plews, C.V. Bowman, A. Lace, Wilfred Russell Simpson Baikie, A.C. Mayne, P.E. Jones, Leslie Corry-Smith, T.W. Steed, A.G. Mackinnon y Adam Archibald G. Goodfellow ©.

Pioneros del rugby argentino luciendo los primeros caps del Buenos Aires Football Club en 1891. De pie: Robert William Anderson, F. Jacobs, F. Bennett, F.W.S. Tucker, Leslie Corry-Smith, G.S. Anderson, J.T. Leitch, F.G. Jones, NN, M.F. Gilderdale. Sentados: C.F. Webster, F.W. Steed, Adam Archibald George Goodfellow (capitán), A. Lace y NN. En el suelo: J.L. Findlay, Wilfred Russell Simpson Baikie (primer capitán de 1886).

Un sportsman

Claudio Bincaz, luciendo el cap otorgado por el Club Atlético San Isidro

Claudio Bincaz (10/05/1897 - 08/11/1980). Fue un deportista múltiple, además de futbolista y jugador de rugby del Club Atlético San Isidro fue representante olímpico en yachting en los JJOO de Berlín 1936.

En rugby, formó parte de la escuadra de C.A. San Isidro que logró un récord de 13 campeonatos consecutivos ganados entre 1917 y 1930. Fue tapa de la revista El Gráfico del 25 de junio de 1927 en su edición Nº 416.

Bincaz participó en el Campeonato Sudamericano de Football de 1916, jugando su único partido internacional para el seleccionado argentino el 10 de julio de 1916 contra Brasil. Integró el seleccionado argentino de rugby que iba a disputar los Juegos Olímpicos de París de 1924 pero problemas operativos derivaron en la cancelación de la expedición. 

En los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 alcanzó el 4º puesto sobre 12 competidores en Yachting (clase 6 metros) compartiendo equipo con: Julio Christian Sieburger (timonel), Edlef Hossmann, Jorge Luis Linck y Germán Julio Frers.

El cap de la gira de 1910

Un grato hallazgo: buceando por los sitios de internet, encontré este cap de la gira de rugby de los "British Lions" (equipo anglo-escocés) a Argentina en 1910, ahora reconocida como una de las tres giras de los "Lost Lions".

Gorra azul oscuro con paneles trenzados con cordón rojo y blanco (sin borla), con una rosa trenzada llamativa y la leyenda de Argentina en 1910 en el centro; con etiqueta del fabricante Castell & Son 13 Broad St. Oxford.

El team británico estaba compuesto por 16 ingleses y 3 escoceses y era dirigido por el famoso R.V. Stanley.


Fuente: Este cap está o estaba para subasta en Mullock Jones Auctioneers & Valuers, una de las casas líderes de Europa, especializados en recuerdos de fútbol, rugby y otros deportes.

El más cap de todos

Según el sitio web de la UAR, al día de la fecha de finalizar este artículo, el jugador argentino con más participaciones internacionales, caps, era Agustín Creevy (2005-2023) 108 test-matches. Agustín se formó en el Club San Luis de La Plata. Actualmente, es jugador de Sale Sharks de la Premiership. El 5 de agosto de 2023 se convirtió en el primer jugador en alcanzar los 100 partidos con la selección argentina.

Agustín Creevy (2005-2023) 108 test-matches

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Investigó: Rubén Ayala (director del Centro de Estudios en Historia del Rugby)

domingo, 28 de abril de 2024

Los botines del siglo XIX

 "Ningún jugador puede usar clavos salientes o placas de hierro en los talones o las plantas de sus zapatos o botas"

Botines utilizados en el 1900

Escrita en 1845, esta fue la primera ley relacionada con los botines de rugby. La regla anterior tenía que ver con el “hacking-over” que era una patada en la parte inferior de las piernas que consistía en hacer tropezar a un jugador contrario (zancadilla), una acción muy común en los orígenes de rugby football o el football association. La RFU prohibió tal práctica cuando se formó en 1871.

Inicialmente, las botas tendían a ser las que los jugadores usaban para la vida cotidiana o el ocio. Los estudiantes y los caballeros profesionales usaban botas para caminar y botines para jugar, mientras que un trabajador usaba las mismas botas para trabajar que para jugar al rugby.

Además de las botas de trabajo, los primeros jugadores también utilizaron botas de senderismo modificadas. Para optimizar la tracción se le colocaban unas barras clavadas en la suela que mejoraban la adherencia al terreno mojado.

Los empresarios victorianos vieron aquí un nicho comercial a finales del siglo XIX y comenzaron a proliferar los fabricantes y proveedores de equipos deportivos. En Inglaterra eran Bryan's, Gamages, Watson's y Lillywhites y en Argentina eran Gath & Chaves y George McHardy. Aquí, los botines Cert eran los más requeridos.

En Buenos Aires, los nombres de estos comercios adornaban las páginas de The Standard o de Sport and Pastime en cuyas publicaciones anunciaban sus productos. Los botines que se vendían en este momento mostraban poca diferencia con las botas de trabajo, eran de “media caña” y robustos, algunos usaban tapones de cuero y otros las barras transversales, para lograr mayor tracción en el campo de juego.

Incluso se sabía que los hombres añadían metal adicional a las botas para hacerlas más agresivas.

Los trabajadores del sistema de transporte eran conocidos como 'Navvies' y, por lo tanto, sus botines también fueron apodados como 'Navvies'.

Después de jugar en un campo embarrado, los botines debían lavarse, secarse y dejarse durante la noche con papel de periódico relleno para extraer la humedad y mantener la forma. Luego, el propietario lo frotaba con grasa vacuna, que era un tratamiento para revivir el cuero. Los cordones también se debían reemplazar regularmente, ya que éstos se hacían a base de algodón que se pudría rápidamente.

Desde 1889, las leyes incluían la declaración de que "Nadie que use clavos salientes o placas de hierro en alguna parte de sus botines podrá jugar en un partido". En 1910, "Si se usan tapones, deben ser cilíndricos, no menos de 3/4 de pulgada de diámetro y de cualquier longitud que no exceda la mitad del diámetro y deben estar sujetos con cuatro clavos".

Este tipo de botín se usaba alrededor de fines del siglo XIX, los tapones de cuero estaban clavados individualmente.

En esta foto de 1902 se pueden apreciar los botines de dos jugadores del Buenos Ayres Football Club, el de la izquierda es Oswald St. John Gebbie

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Investigó: Rubén Ayala (director del Centro de Estudios en Historia del Rugby)