jueves, 26 de diciembre de 2024

Las tiendas de artículos deportivos del Buenos Aires de 1900

El deporte, como idea, como sistema de reglas que se organizan y ejecutan en una coreografía de músculos y sudor, no es sino un producto del siglo XIX, de esa extraña mezcla de tiempo y espacio que fue la modernidad. En los contornos neblinosos de la Inglaterra victoriana, donde el reloj parece tener una paciencia infinita para hacer crecer los movimientos de la sociedad, el deporte se gestó y, como un niño travieso, comenzó a correr por los campos de fútbol y las canchas de rugby, tan nuevas como el aire fresco que se respiraba en esos días.

Indumentaria que se podía adquirir hacia 1895

Pero, claro, el contagio no tardó en cruzar océanos. En América del Sur, esa extraña tierra que se desenvuelve en una danza de culturas, el fervor británico, con su singular pedantería, depositó en el suelo argentino las semillas de lo que se conocería más tarde como una afición global.

En Buenos Aires, de algún modo misterioso, el Buenos Ayres Football Club se convirtió en la cuna del caos ordenado, una suerte de híbrido entre el fútbol y el rugby, entre el sueño y la práctica. El grito de “¡Ingleses locos!” reverberaba en el aire y provocaba, no sin cierto desdén, el entusiasmo de aquellos jóvenes que buscaban algo más que una rutina diaria.

Pero en esas tierras, los instrumentos de este nuevo juego eran auténticas rarezas, como objetos caídos de una estrella. No había en el suelo argentino el eco de una pelota perfecta. Lo que había eran importaciones, maravillas traídas de las islas que mantenían ese aire distante y casi sobrenatural. Los dueños, viajeros o comerciantes de paso, cargaban consigo esos misteriosos instrumentos que prometían transformar el paisaje lúdico hasta organizarse en tiendas que abastecían las necesidades de cada deporte. 

Uno de los que recorrió el periplo desde importador hasta comerciante fue George McHardy.

La tienda de George McHardy en Buenos Aires

George McHardy fue un destacado comerciante y empresario escocés que abrió una tienda de artículos deportivos en Buenos Aires a fines del siglo XIX. Su tienda, en pleno microcentro, se convirtió en un punto de referencia para los entusiastas del deporte, ofreciendo una amplia gama de productos relacionados con el fútbol, rugby, cricket y otros deportes que estaban en auge en la Argentina en ese momento.

La historia de esta firma es muy singular ya que George McHardy llegó a nuestro país en el año 1886, contratado por la familia Pereira Iraola para administrar una de sus estancias, tarea en la que McHardy tenía suficiente experiencia. Luego de varios años en Argentina, George regresó a su Escocia natal. Allí se casó y, más tarde, retornó a la Argentina contratado por el Buenos Aires Lawn Tennis. En el viaje de regreso McHardy trajo de Inglaterra artículos deportivos los que vendió a los socios del Buenos Aires desde su local ubicado en Ayacucho 1735. En la página 2 del Nº 300 del semanario River Plate Sport & Pastime de fecha 3 de abril de 1897, aparece por primera vez una publicidad de George McHardy.


Su éxito en la venta fue total y en 1899, a instancias de O’Connor y Tudor, socios de dicha entidad, abrió un negocio de artículos deportivos en la calle de La Piedad 559.


En 1901 la indumentaria de los jugadores ya podía adquirirse su tienda. Por ejemplo, vendía los botines The Cert para adultos desde $ 8,50 a $ 12,50 el par, los pantalones desde $ 1,80 a $ 4,00 y las medias desde $ 1,50 a $ 3,50 el par.

Botines The Cert para adultos desde $ 8,50 a $ 12,50 el par


La tienda no solo proporcionó equipamiento deportivo, sino que también fomentó la cultura del deporte en el país, contribuyendo al crecimiento de diversas disciplinas. A medida que el deporte se popularizaba, la tienda de McHardy se consolidó como un lugar clave para los atletas y aficionados, ayudando a establecer estándares en la calidad y variedad de los productos disponibles.

Gath & Chaves


A medida que los sports lograban más adeptos fueron las grandes tiendas las que se encargaron de la comercialización de estos útiles y, más tarde, el ingenio criollo renovó el intento de competir con lo importado a los efectos de ganar nuevos mercados.

Alfredo H. Gath y Lorenzo Chaves fundaron, en 1883, la importante casa Gath & Chaves que llegó a tener varias sedes en la calle Florida, en muchas ciudades del interior, y también en Santiago de Chile.

Alfred Gath y Lorenzo Chaves

La tienda Gath & Chaves (popularmente conocida como ("Gatichaves") inicialmente estaba en San Martín, entre De la Piedad y Cangallo. Entre todos sus artículos también exhibía en sus vidrieras utensilios de tenis y cricket. Hacia fines del siglo XIX ya importaba la indumentaria de rugby: botines de la marca The Cert, The Wonder y The Club, camisetas y pelotas.

Publicidad aparecida en River Plate Sport & Pastime
el 02 de noviembre de 1892

El 10 de mayo de 1899, en una singular noticia aparecida en The Standard del 10 de mayo, un día antes del primer partido del campeonato, Flores Athletic comunicaba que su camiseta tendría este diseño: “jersey” blanco con una línea negra de tres pulgadas de ancho, cruzada de derecha a izquierda, por delante y por detrás. El pantalón blanco y las medias negras. También anuncian que la indumentaria podrá adquirirse en la afamada tienda “Gath and Chaves”, ubicada en la calle De la Piedad -hoy Bartolomé Mitre-.

Publicidad de artículos de football-association de 1910

James Smart

Si bien J.S. era y es una tienda de ropa de vestir inglesa clásica, en algún momento de sus inicios incursionó ofreciendo indumentaria deportiva como lo atestigua este aviso publicado en River Plate Sport and Pastime de 1897.


En 1851 el sastre escocés James Smart, un escocés joven y empecinado que había emigrado a Londres, abrió una sastrería en el número 32 de Walbrook Street.

Menos de tres décadas de prosperidad convencieron a James Smart que había llegado el momento de seducir a los elegantes de otras ciudades y en 1888, el hábil comerciante envió a sus dos hijos, Francisco y Juan, a la Argentina. Juan se volvió. Francisco, se quedó.

Apenas Francisco cruzó los umbrales de la Aduana Vieja, un grupo de curiosos agotó la mercadería; un centenar de cortes de casimir. Tanto fervor apresuró los planes y unos meses después la casa James Smart abría sus puertas en la calle de La Piedad 556/566 (hoy Bartolomé Mitre). Tras sucesivas expansiones, en 1890, la casa de Buenos Aires llegó a ocupar por completo el imponente edificio en Bartolomé Mitre y Florida.

La mudanza —a Florida y Lavalle— se produjo en 1929, cuando ya Smart gozaba de una vasta fama entre los argentinos ansiosos por lucir una apariencia británica y austera.

Otros proveedores

A principios del siglo XX, los jugadores de Atlético del Rosario podían adquirir esos mismos productos en la Casa Day & Co. (representante de McHardy en Rosario) y las remeras de Lomas Athletic, de color rojo y blanco, se conseguían en L. Adhemar, de Suipacha y Cangallo.

The Caledonian House era otra tienda de deportes ubicada en el corazón comercial de las tiendas “británicas” que era la calle de La Piedad al 500. Lamentablemente no pude conseguir otra información más que esta publicidad aparecida en los medios gráficos de la comunidad británica en Buenos Aires.




Otras publicidades

Durante las giras del Everton y del Tottenham Hotspur en 1909 (clubes ingleses de football-association) las casas de venta de artículos deportivos de Jorge Gibson Brown (full-back de Alumni), en Cangallo 788, y de George McHardy, ahora en Maipú 240, se vendían las entradas con anticipación. También se vendían en la Librería Mitchell en Cangallo 570.


Si bien no era una tienda de artículos deportivos, no faltó la empresa aseguradora que le ofreciera pólizas de seguro a los intrépidos "players" de los deportes más "peligrosos" como el polo o el football en sus dos versiones.
 
Una aseguradora para cubrir los accidentes deportivos

Fuentes de información

Diario La Nación

Diario La Prensa

Diario The Buenos Aires Herald

Diario The Standard

Revista Caras y Caretas

Semanario River Plate Sport & Pastime

Blogs consultados: @ViejosEstadios (Datos y fotografías de canchas antiguas ya desaparecidas en la Argentina)
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Investigó: Rubén Ayala (director del Centro de Estudios en Historia del Rugby)